El partido de hoy entre el Blackburn Rovers y el Arsenal ha sido realmente bonito. Era un duelo de necesitados en el que, a priori, se esperaba a dos conjuntos más temerosos de perder que animados a ganar. Sin embargo (bendito fútbol) ambos equipos nos regalaron un choque con 7 goles, emoción y espectáculo… Aunque en el Arsenal la cosa tiene mala pinta.
Los “Gunner” partían con la urgencia de lograr tres puntos más que le aupasen más en la tabla clasificatoria, y con un cierto favoritismo tras haber ganado al Swansea City y empatar ante el Borussia Dortmund en el Signal Iduna Park en Champions League. Quizás por esto, parecía que el resultado de hoy iba a ser mucho más favorable a los intereses del equipo londinense.
Los de Arsene Wenger empezaron bien, con un tanto tempranero del costamarfileño Gervinho que abría el camino a los visitantes. Sin embargo, el nigeriano Yakubu Aiyegbeni puso las tablas tras cruzarle el balón a Szczesny. El Arsenal no bajó los brazos y se marchó al descanso con ventaja, ya que el español Mikel Arteta empujó a la red con un potente derechazo un buen pase raso del galés Aaron Ramsey, logrando así su primer gol con su nuevo equipo.
Al descanso los visitantes se iban con un 1-2 favorable en el luminoso de Ewood Park, y mostrando una imagen correcta, es decir, sin mostrarse excesivamente superior en el juego pero con la certeza de que podían volverse a casa con los tres puntos en el saco.
Pero la incesante lluvia que caía sobre Blackburn parece que diluyó el talento de los llamados a sacar adelante a un Arsenal “post Cesc y Nasri”. De Robin Van Persie no se supo nada hasta el arreón final en la búsqueda desesperada del empate. Arshavin estuvo bastante inoperante en banda izquierda. Ramsey llegaba desde atrás sin la contundencia necesaria. Y Arteta sólo se dejó ver, como casi todo el equipo, en la primera mitad. Quizás el corazón y el coraje que pusieron Gervinho y Theo Walcott (cuando saltó al campo mediada la segunda parte) fueron lo único destacable en los visitantes tras el descanso.
Y es que en los segundos 45 minutos parecía que sólo los locales querían llevarse el triunfo, quienes además encontraron sorprendentes aliados en la zaga rival. Una falta sacada por Rochina acabó en la red cuando el balón impactó en Alexandre Song y se coló en su propia portería. 2-2, y la suerte se ponía del lado de los blanquiazules.
Por cierto, muy buen partido de Rubén Rochina. Estuvo muy participativo en el ataque y constantemente se le buscaba para darle velocidad a las contras. No sólo sacó la falta que desembocó en el empate, sino que poco después le puso un pase al hueco al argentino Mauro Formica que le dejó sólo ante Szcziesny, pero el ex Newell´s Old Boys perdió en el mano a mano con el meta polaco. Rochina fue sustituido en el minuto 55, muy pronto en mi opinión si tenemos en cuenta el buen nivel que estaba demostrando sobre el césped.
El desastre para el Arsenal se acabó consumando con un gol de Yakubu, que rubricaba la remontada para poner el 3-2 con un tanto que, eso sí, fue en posición muy dudosa. Pero poco más tarde los locales vieron ampliada su ventaja con otro despropósito defensivo que desembocó en el segundo gol en propia portería de los “Gunners”, esta vez por parte de Koscielny, que metía en sus redes un pase de Olsson, quien previamente había llevado a cabo un veloz contraataque. 4-2 y todo se volvía casi imposible para los londinenses.
Wenger intentó reaccionar poniendo un delantero más, en este caso al marroquí Marouane Chamakh. El técnico francés vio cómo el ex Girondins de Burdeos acortaba distancias poniendo el 4-3 que, aunque hizo que los “Gunner” se viniesen arriba y obligaran a Robinson a convertirse casi en el héroe del Blackburn en los minutos finales, acabó siendo definitivo.
Con esta derrota, el Arsenal pierde el tercero de los cinco partidos disputados hasta la fecha, y este mal momento de forma se muestra en el dato de que en esta campaña han hecho su peor arranque liguero desde el año 1982.
Las cosas en el Arsenal parece que no acaban de arreglarse y cada vez llega más tarde ese “cambio de dinámica” que espera toda la afición del equipo londinense.
Este es uno de los claros ejemplos en los que se ve cómo la ausencia de sólo un futbolista, en este caso Cesc Fabregas, puede hacer que el rendimiento del equipo baje muchos enteros. Si a ello le sumamos la falta de Nasri, el otro pilar que hacía jugar a los “Gunners”, nos da como resultado una situación casi increíble en la que el nivel de juego del equipo se ha visto mermado de forma considerable.
El Arsenal roza el descenso. De momento la situación no es alarmante porque la Premier League está dando sus primeros pasos, pero bien es verdad que en el Emirates Stadium tienen que ponerle un remedio rápido a esta situación si no quieren cambiar de forma drástica los objetivos planteados a principios de temporada, e incluso parezca que la clasificación para Champions League acabe siendo todo un logro en vez de algo “normal”.
Aún hay tiempo para reconducir el rumbo.
