“¡Ostras!”. Esto fue lo que exclamé cuando ví que Caneda marcaba el 2-1 ante el Espanyol en el minuto 92 del partido de la vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey, y le daba el pase a la semifinal de este torneo al Mirandés. Y es que día tras día el Fútbol (con mayúsculas) se empeña en dejar sorpresas cada vez más increíbles y emocionantes. Hay un “Segunda “B”” en semis de Copa… ¡¡¡ENHORABUENA MIRANDÉS!!!
Anoche me senté a ver el partido entre el Mirandés y el Espanyol y acabé viendo un acontecimiento histórico, un acontecimiento en el que Miranda del Ebro y el Mirandés se convirtieron en leyenda y pasaron a la posteridad del fútbol.
Como ya lo hiciera la U.E. Figueres en el año 2002, el Mirandés ha sorprendido a todos colándose en las semifinales de Copa del Rey siendo equipo de Segunda División “B” y tras dejar en el camino a importantes rivales de Primera División. En su momento, el Figueres dejó fuera, entre otros equipos, al Osasuna y al F.C. Barcelona; mientras que los de Miranda del Ebro han apeado de la competición a rivales como el Villarreal (en dieciseisavos de final), el Racing de Santander (en octavos), y ahora al R.C.D. Espanyol en cuartos.
El Mirandés hizo las cosas muy bien la temporada pasada en la división de bronce del fútbol español, y a punto estuvo de lograr el ascenso a Segunda, pero perdió en la final del play-off ante el Guadalajara y el sueño de subir de categoría se esfumó. Sin embargo, esta campaña los de Miranda del Ebro quieren volver a tener la oportunidad de volver a disputar el play-off de ascenso y, de momento, están cuajando una magnífica actuación en el Grupo 2 de la Segunda “B”, donde han logrado 46 puntos en 21 jornadas tras haber cosechado 13 victorias, 7 empates, y tan sólo 1 derrota, la cual se produjo en la jornada 18 cuando perdieron 0-1 en el estadio de Anduva frente al Alavés.
Pero si en Liga su rendimiento es excelente, en la Copa del Rey han hecho historia.
El Mirandés es el equipo de moda en las últimas fechas en el fútbol español. Sus heroicas victorias ante equipos de Primera División han atraído la atención de todos aquellos que disfrutan con el fútbol, y que, sobre todo, les gusta ver cómo los equipos pequeños demuestran su grandeza ante rivales, en principio, muy superiores.
En esta hazaña histórica destacan con especial fuerza tres nombres propios: Carlos Pouso, Pablo Infante, y la afición mirandesa.
Carlos Pouso porque es el técnico que hace jugar a este equipo y se encarga de su preparación técnica y táctica. Como entrenador es el máximo responsable del buen funcionamiento de la plantilla en el ámbito deportivo y, sin duda, de momento la temporada está siendo muy exitosa ya que tanto en Liga como en Copa el Mirandés se está mostrando como un equipo muy fuerte y muy regular en su rendimiento.
Pablo Infante porque sin duda es el gran futbolista revelación de esta edición de la Copa del Rey, y su nombre será recordado para la posteridad por ser el capitán y el gran referente de este Mirandés histórico. Este jugador burgalés es diestro, pero se mueve por la banda izquierda jugando “a pierna cambiada”, y desde esa posición ha logrado destacar en la Copa gracias a su calidad y sus goles, ya que de hecho es, a día de hoy, el máximo goleador de la competición copera con 7 tantos.
Por su parte, la afición del Mirandés ha sido sin duda alguna el auténtico “jugador número 12”, ya que su apoyo al equipo ha sido incondicional, especialmente en el estadio de Anduva, un campo con una capacidad para 6.000 espectadores y donde se vive un magnífico ambiente de fútbol. La pasión por el Mirandés hace que sus aficionados se desplacen en masa hacia los partidos donde toca jugar de visitante, como pudo verse en El Sardinero durante el partido contra el Racing de Santander, o en Cornellá-El Prat en el choque de ida de esta eliminatoria de cuartos de final ante el Espanyol.
Pero además de todo esto, el Mirandés ha demostrado algo más importante aún… Ha demostrado qué es el auténtico fútbol.
Entre tantos nombres de futbolistas estelares, clubes con las vitrinas llenas de trofeos nacionales e internacionales, entrenadores que son auténticos estrategas, y estadios con capacidad para recibir a miles y miles de espectadores… Se cuela el nombre del Mirandés.
Sin duda, la felicidad de este modesto equipo de Segunda “B” es contagiosa. Simplemente el hecho de ver cómo un club “pequeño” es capaz de vencer (y de vencerle bien) a un “grande” ya es motivo para creer que este deporte llamado fútbol cada día es más hermoso. Las caras de felicidad absoluta de los jugadores, técnicos y aficionados mirandeses tras eliminar al Espanyol demuestran que el balompié no es un deporte más y que todo lo que ocurra en él, tanto bueno como malo, se multiplica por mucho.
Y es que da igual el torneo que se juegue, la división en la que se participe, si es una gran final o unos treintaidosavos de final, quién sea el rival… Un gol es un gol. Eso quedó demostrado con el tanto del empate de Pablo Infante, en el que el simple hecho de que el balón se colase en la portería de Casilla hizo que toda la afición que llenaba el estadio de Anduva creyese en el milagro.
Y justo al final, como en el mejor guión de una película, Pablo Infante saca una falta, manda el balón al área, y Caneda lo cabecea a la red para locura de los hinchas mirandeses, que comprobaron que es cierto eso de que los sueños se cumplen. La victoria era para el modesto.
Una vez más, el fútbol demostró que, a pesar de que haya diferencias, a la hora de jugar hay dos porterías, tres árbitros, dos equipos de 11 jugadores, y un balón de por medio. Y lo mejor es que cuando el esférico echa a rodar es imposible pronosticar nada.
¡Viva el Fútbol!