En la tarde noche del sábado se jugó en el estadio San Roque de Lepe la final de la Copa de Campeones de la categoría Juvenil División de Honor. Los dos contendientes eran, para no perder la costumbre, el Real Madrid y el F.C. Barcelona. Lo televisaba La Otra de Telemadrid y, por supuesto, no perdí la ocasión de verlo. Por cierto, eso de que “los hijos se parecen a los padres” no puede ser más cierto para aplicarlo al juego de cada uno de los finalistas.
Antes de empezar a hablar del partido vamos a hacer un poco de contextualización.
La Juvenil División de Honor es una de las categorías más importantes que hay en el fútbol español ya que muchos jugadores que allí juegan tienen numerosas opciones de ser profesionales en un futuro muy cercano. Los juveniles (jugadores de 16, 17 y 18 años) son la última etapa del fútbol base y el paso previo a la categoría “senior”.
En España hay siete grupos en División de Honor repartidos por las distintas zonas geográficas del país. Al ser una competición de ámbito nacional (ya que los equipos tienen que viajar fuera de su Comunidad Autónoma para jugar los partidos) su funcionamiento está coordinado por la Federación Española de Fútbol y no por las Autonómicas.
Así pues, la Copa de Campeones la disputan los clubes que han ganado la Liga en su grupo, habiendo un total de siete. En esta ocasión, los participantes han sido (Por orden del Grupo 1 al 7): Racing de Santander, Athletic de Bilbao, F.C. Barcelona, Sevilla C.F., Real Madrid, U.D. Las Palmas, y Villarreal C.F.
Dicho esto, vamos con la gran final.
El coqueto estadio de San Roque de Lepe, localidad que ha albergado el torneo, contó con una excelente afluencia de público para presenciar como Real Madrid y F.C. Barcelona se jugaban el título de “campeón de campeones” de la División de Honor. Por sexta vez en la temporada se veían las caras los blancos y los azulgranas (esta vez en Juveniles) y, por supuesto, sus estilos de juego.
Los “culés”, dirigidos por Óscar García (el mítico delantero ex del Espanyol y hermano del gran Roger García) volvieron a mostrar al mundo que el manual de estilo que marca el primer equipo se hace extensible a todas las categorías que forman el fútbol base de La Masía. Mucho toque, paciencia a la hora de crear el ataque, fuertes en la presión, laterales con mucha llegada arriba y sacando provecho de los huecos que dejaba el rival en defensa.
Por su parte, Tristán Celador (cuyo ayudante es el ex futbolista Rubén de la Red) llevó a cabo el “librillo” propio del Real Madrid y basó su juego en el contraataque y en los balones largos en busca de los delanteros, si bien es verdad que no llevó a cabo un planteamiento excesivamente defensivo como se dio en los ya históricos “cuatro Clásicos”.
El árbitro dio el pitido inicial y comenzó la historia, la cual no tendría más que un protagonista: El F.C. Barcelona.
Los barcelonistas se adueñaron del balón y obligaron a sus rivales a correr detrás de él. Movían la pelota de un lado para otro y no tardaron en llegar al arco defendido por Pacheco. Como hace el equipo de Guardiola, el Juvenil no tardó en abrir el marcador gracias a un gol de Rafinha Alcántara (hermano de Thiago Alcántara e hijo de “Mazinho”) que empujó a la red con el interior de la zurda un pase de Ernesto.
El Barça golpeó primero, y lo hizo de forma definitiva cuando en el minuto 24 Rafinha se aprovechó de un fallo en la defensa madridista y batió por bajo a Pacheco con un fuerte disparo raso al palo corto.
Entre ambos tantos podemos decir que el Madrid se vio totalmente superado ante un Barcelona que no paraba de llegar con peligro y de romper su línea de defensa, y que la principal baza blanca, el canario Jesé, no tuvo su mejor partido.
Sí fue el día de las últimas perlas de La Masía: Gerard Deulofeu y el ya citado Rafinha. El primero entraba constantemente por banda izquierda y daba buena cuenta de su calidad infinita cada vez que encaraba a los defensas. Mientras, el recital del hispano-brasileño no terminó con el segundo gol.
Tuvo varias ocasiones para lograr el hat-trick, pero cuando la tuvo más clara para conseguirlo con un mano a mano ante el meta blanco, se la cedió a Ernesto para que marcase a placer el 3-0 y sentenciase la final. Tras una actuación espectacular, Rafael Alcántara fue sustituido en el minuto 80 por Pol Calvet y se llevó un gran aplauso de la afición.
La goleada pudo ser mayor si Espinosa no hubiese fallado un penalti, pero al final fue Fran Sol el que colocó el 3-1 final en el marcador.
La Copa de Campeones se fue a Barcelona después de un partido en el que los azulgranas impusieron su estilo y su calidad, y en el que quedó patente que tanto Rafinha como Deulofeu tienen la capacidad suficiente para formar parte del primer equipo en un futuro muy cercano.