Una pasión que traspasa fronteras.

jueves, 3 de marzo de 2011

UN RAYO DE ESPERANZA

Se suele decir que en las situaciones extremas y más difíciles es cuando uno descubre realmente cómo es y hasta donde puede llegar. El resultado a veces es sorprendente y deja entrever que en caso de necesidad pueden lograrse cosas increíbles. Esto se vio anoche en el Teresa Rivero de Vallecas, donde el Rayo Vallecano logró la victoria cuando más lo necesita tanto deportiva como institucionalmente. Quizás no haya dinero, pero el aliento de la grada es infinito.

Ayer volvió a verse un derbi madrileño en Segunda División tras ocho años sin producirse. Los protagonistas eran el Rayo Vallecano, firme candidato a subir a Primera, y el Alcorcón, una de las grandes revelaciones del campeonato junto al Granada. Sin embargo, y lamentablemente, esa no era la noticia.

Porque la atmósfera de incertidumbre que rodea al Rayo es la que está acaparando todas las noticias en torno al conjunto franjirrojo. Desgraciadamente, lo extradeportivo está superando a lo que ocurre en el terreno de juego el mismo año que el conjunto de la Avenida de la Albufera iba como un rayo (permítanme el juego de palabras) a Primera División. Los problemas económicos de Nueva Rumasa han golpeado de lleno al Rayo Vallecano, el cual forma parte de este grupo empresarial.

Los jugadores, tanto del primer equipo, como del “B” y el Femenino, y los empleados del club no cobran. Por otro lado, está la marcha de Borja Gómez (un joven y muy buen central que estaba siendo titular indiscutible en los últimos meses) al Karpaty Lviv de Ucrania para aliviar en parte la deuda, lo cual deja al conjunto de Sandoval con sólo dos centrales sanos, Amaya y Arribas, ya que Salva está lesionado y aún tardará en llegar su recuperación. A todo esto hay que unirle que hasta ayer el balance de resultados en los últimos encuentros era bastante pobre: Derrota en Tenerife, empate con el Gimnástic y goleada en contra en Huesca, lo cual desembocó en un enfrentamiento entre la directiva, los jugadores y el entrenador por unas duras declaraciones de la presidenta en las que criticaba la actitud del equipo a la hora de jugar.

Con todo esto muy presente, se afrontó el partido ante el Alcorcón.

Más de 10.000 espectadores se dieron cita en el Teresa Rivero ayer por la noche a pesar de ser día laborable y que estaba siendo televisado. Pero ayer era día de ir al campo y estar cerca de unos jugadores que, ahora más que nunca, necesitan el apoyo del público. En las gradas se colgaron muchas pancartas que pedían la solución de esta incómoda, y casi trágica, situación y de paso mostraban el apoyo hacia los jugadores y empleados del club. Esto se vio refrendado en el minuto 15 de la primera y la segunda mitad, en los que una espectacular pañolada de los aficionados y los gritos contra Nueva Rumasa, los dirigentes y presidenta, dejaron claro el descontento de la hinchada rayista.

Sin embargo, tres minutos antes de esta protesta, el Rayo Vallecano se adelantó en el marcador, y logró el tanto que a la postre sería el de la victoria, tras un gran pase del argentino Óscar Trejo que David Aganzo, con el interior del pie izquierdo, mandó a la red de un Manu Herrera que no pudo hacer nada para evitarlo.

De nuevo el fútbol era protagonista, y la afición volvía a gritar (y además con el alma) esa palabra que uno nunca se cansa de pronunciar: ¡GOL!

El banquillo saltó de júbilo, José Ramón Sandoval abrazado con Ismael Martínez, su ayudante, el equipo al completo hizo “una piña” celebrando el tanto, y la afición alzaba los brazos al cielo en un gesto mitad de alegría, mitad de alivio.

En el juego, el Rayo perdonó algunas ocasiones para poder ampliar el marcador y dejar sentenciado el encuentro, y cometió alguna imprecisión a la hora de combinar con los compañeros y en defensa, con un error de Amaya que casi aprovecha el Alcorcón para poner las tablas en el luminoso, aunque un inspirado David Cobeño lo evitó. Sin embargo, pese a esto, el esfuerzo de los jugadores franjirrojos fue alto y rindieron a muy buen nivel.

El partido acabó con victoria final para los rayistas, lo cual significó un buen golpe de ánimo tanto para los jugadores como para los aficionados. Tras el pitido final del árbitro, y mientras que los futbolistas del Alcorcón fueron a saludar y a agradecer su apoyo a su afición (la cual tuvo un comportamiento ejemplar y mostró su solidaridad con la situación que vive el Rayo), los franjirrojos se reunieron en el centro del campo, saludaron a los allí presentes y se marcharon más lentos que de costumbre a los vestuarios. Todos miraban a sus seguidores que no paraban de aplaudirles y ellos correspondían con el mismo gesto.

Una vez que todos entraron por el túnel, la afición siguió cantando y los jugadores volvieron al campo minutos después. Algunos, como Antonio Amaya, y el técnico, José Ramón Sandoval, se mostraron especialmente emocionados con lo que estaban viendo.

Para todos ellos, cada aplauso, cada grito de ánimo, cada gesto de apoyo era una pequeña cura que, de un tirón, sacaba la gran espina que tienen clavada.

Cuando saltaron al campo antes de empezar el encuentro, todos llevaban una camiseta con el lema: “Equipo y afición unidos por un sentimiento”. Y desde antes de empezar a jugar, esa hermandad se hizo presente. Como dije al empezar, puede que no haya dinero, pero el aliento desde la grada es inagotable.

Esperemos que esto se solucione en un futuro medianamente próximo y que la directiva, encabezada por la familia Ruiz-Mateos y cuya cabeza visible es María Teresa Rivero, ponga remedio a esta situación y saque al Rayo Vallecano de este grave apuro, como ya lo han hecho en otras ocasiones.