El titular de este artículo sería la escritura castellanizada del Schalke 04. He decidido titularlo así porque este año el conjunto de Gelsenkirchen tiene un marcado acento español. Antes de empezar a escribir acerca de los numerosos Madrid-Barça que vamos a tener, permítanme que le haga un hueco a ese que “nunca hace nada”.
Señoras y señores: ¡Qué grande es Raúl González Blanco!
Hoy el Schalke ha dado la campanada de nuevo tras eliminar al Inter de Milán, un rival teóricamente superior, y antes ya lo hizo con el Valencia. En ambos casos además goleó: A los “chés” les marcaron tres goles y a los italianos ni más ni menos que cinco y en su propio estadio.
Cuando el Inter quedó emparejado en cuartos de final de Champions con el conjunto alemán, la parte “neroazzurri” de Milán se frotaba las manos pensando que ya tenían pie y medio en “semis”.
Sin embargo, la Europa futbolera se quedó boquiabierta cuando vio el 2-5 de la ida. Pero es que hoy el Schalke ha vuelto a ganarles 2-1 (no menospreciemos este dato). Es decir, que se han convertido en uno de los cuatro mejores equipos del continente tras lograr un marcador global de 7-2 en la eliminatoria contra el actual Campeón de Champions (no se nos olvide).
Protagonistas de todo esto: Muchos y uno.
Muchos: Manuel Neuer. Capitán del equipo y, para mí, el mejor portero que tiene hoy en día el fútbol alemán. Benedikt Höwedes. Imprescindible en el centro de la zaga y con buena llegada arriba. Jefferson Farfán. Un peligro constante por banda derecha y “un guante” en los tiros libres. José Manuel Jurado. Imprescindible en la mediapunta, con mucha llegada y buen golpeo desde larga distancia.
Y uno: Raúl González Blanco. Que si estaba “acabado”. Que si se iba del Madrid para jubilarse. Que si no iba a hacer nada en el Schalke. Que qué narices pintaba en Alemania… Etc., etc., etc.… A todos ellos, “El 7” les está haciendo un “sssssssscht” como el de aquella noche en el Camp Nou.
De nuevo “El Cid Campeador se sube a Babieca” (cito a Manolo Lama) para demostrar su grandeza.
Anoche logró el 1-0 con un gol que tiene su sello de identidad. Recibe solo, entra por el carril que le deja Lucio (que no se a quién se va a marcar), pisa el balón ante Julio César como en fútbol sala y con la derecha provoca el delirio en la grada. (Por cierto, ¿no te recuerda al de la final de Champions del 2000 ante el Valencia?). Carrerón hacia el banderín de córner y desliz de rodillas para recibir los aplausos de una afición que le adora y con quien ha celebrado la victoria al acabar el encuentro subiéndose incluso a la grada con ellos (y cantando algo que “no era completamente alemán” según Höwedes). Pero ahí no acaba la cosa…
… Porque al final es el que pone un balón largo ganándole la espalda a la defensa casi desde medio campo para dejar sólo en el mano a mano ante Julio César a un Höwedes que no perdonó.
La noche tenía un solo protagonista. Ese que está luchando hasta el final en cada partido. Ese que ayudó con sus goles a que el Schalke saliera del descenso. Ese que, aunque parezca mentira teniendo en cuenta cómo empezó el campeonato, ha contribuido a que el conjunto de Gelsenkirchen esté en semifinales de Champions, lo cual les coloca como uno de los cuatro mejores del continente. Ese que puede levantar su primer título de Copa si gana la final ante el Duisburgo. Ese que es el máximo goleador europeo de todos los tiempos. En fin, Raúl González, ese que cada día se engrandece más.
No ha ganado, ni ganará, un Mundial ni una Eurocopa, pero sí tiene el respeto de todo el fútbol mundial.
Es un ejemplo de superación y todo un espejo y referente para los que empiezan en esto del fútbol.
Ahora en “semis” se ven las caras con el Manchester United. ¿Quién se atreve a decir que los “Red Devils” son favoritos? En Old Trafford aún se acuerdan de la última vez que Raúl pasó por allí…