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viernes, 7 de enero de 2011

ARIEL ORTEGA DICE ADIÓS A RIVER

En la tarde del jueves se confirmó la noticia: Ariel “El Burrito” Ortega dejaba la disciplina de River Plate por decisión del técnico Juan José López y apoyado por Daniel Passarella, presidente de la entidad. ¿El motivo? Su ausencia en el entrenamiento del pasado miércoles. Tras muchos problemas personales del futbolista argentino que le perjudicaban en su vida profesional, el club de su vida ha decidido prescindir de sus servicios. Se va así uno de los grandes ídolos de la hinchada riverplatense.


El cielo de River Plate llora la marcha de Ariel "El Burrito" Ortega
Foto: As.com


Durante diez temporadas, repartidas en tres etapas, ha vestido “El Burrito” Ortega la elástica de River Plate, una camiseta que nunca más defenderá como jugador.

Debutó en diciembre de 1991 de la mano del por entonces técnico, y ahora presidente, Daniel Passarella en un partido contra Platense cuando apenas tenía 17 años. Dos campañas más tarde hizo su primer gol en un partido ante Quilmes, pero para ser alguien importante en River tienes que hacer algo grande en el “Superclásico” contra Boca Juniors. Así lo hizo en 1994, cuando, con 20 años, marcó uno de los dos tantos que le dieron la victoria al “Millonario” (2-0) ante un Estadio Monumental que se rendía a sus pies. Había nacido una estrella.

Su talento fue creciendo y desarrollándose partido tras partido hasta que tocó el cielo en 1996 cuando ganó la Copa Libertadores con un River que llevaba una década sin lograrlo. Esto fue lo que terminó de decidir su salto al fútbol europeo. Valencia, Sampdoria y Parma fueron sus destinos antes de volver a Argentina en el año 2000.

De nuevo se vestía con la elástica franjirroja, con la que estuvo de nuevo brillante, logrando el Clausura 2002 y ganándose su convocatoria para defender a “La Albiceleste” en el Mundial de Japón y Corea. Tras esto, el Fenerbahçe turco quiso darle una segunda oportunidad en el fútbol del Viejo Continente y le fichó. Sin embargo, su paso por el conjunto otomano fue abrupto y dejó el club sin haber cumplido su contrato, lo cual le acarreó una sanción por parte de la FIFA de un año sin jugar.

Una vez cumplido el castigo, volvió a los terrenos de juego de la mano de Newell´s Old Boys, con quien ganó el Apertura de 2004, justo el año de su reaparición. Dos temporadas después, en 2006, se convertía en el fichaje estrella del club de su vida, River Plate, con quien empezaría su tercer y último periplo.

Desde entonces hasta hoy comenzó el declive futbolístico de Ortega. Problemas graves de salud y constantes bajones anímicos, parecían precipitar el final de la carrera de un grande. Sin embargo, en el conjunto riverplatense se siguió apostando por él y los técnicos seguían dándole oportunidades. Además, se le cedió a Independiente de Mendoza, un equipo de la Nacional B argentina (Segunda División) para ver si mejoraba al no competir con tanta presión.

Tras su retorno, Astrada, Cappa y ahora López han intentado darle apoyo incluyéndole en los onces titulares de cada jornada, a pesar de que no rendía como se esperaba. Esta situación tocó fondo el jueves cuando Ortega faltó al entrenamiento de pretemporada del equipo, lo cual fue la gota que colmó el vaso, haciendo que Juan José López y Daniel Passarella tomasen la decisión (dura y difícil decisión) de prescindir de uno de los más grandes que ha vestido los colores del “Millonario”.

Seis títulos de Liga y la citada Copa Libertadores de 1996 avalan la trayectoria de “El Burrito” en River Plate.

Hoy se ha presentado al entrenamiento y se ha ejercitado con el grupo a pesar de saber que nunca más jugará con ellos. Quizás, cada vuelta que daba al terreno de juego durante el calentamiento era un recuerdo de aquellas veces en las que celebró los siete títulos logrados con River Plate ofreciéndole el trofeo a un Monumental abarrotado que hoy, sin embargo, estaba vacío.

Se va un crack, uno de esos jugadores que, a pesar de la indisciplina y los altibajos personales y deportivos, era querido por una hinchada que gritaba doblemente los goles de River si era el “10” quien los hacía. Se va una parte del sentimiento por esos colores y se va un futbolista que, vista la camiseta que vista, siempre llevará al “Millonario” en el corazón, igual que todos los seguidores riverplatenses lo guardarán en lo más profundo de su alma.