Ayer sábado se disputó la final del Mundial de Clubes de la FIFA en el estadio Zayed Sports City de Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). En ella se veían las caras el Inter de Milán y el Mazembe Englebert de la República Democrática del Congo. El resultado final fue de 3-0 favorable a los italianos, pero además de con este marcador hay que quedarse con el gran crecimiento del fútbol africano en los últimos años.
Si algo nos enseñó el Mundial de Sudáfrica es que con las suficientes instalaciones el fútbol africano podría desarrollarse mucho mejor. Lamentablemente, estas infraestructuras necesitan un gran desembolso económico que pocos países de ese continente se pueden permitir (Sudáfrica, Egipto y quizás algún otro más de la zona del Magreb).
Por eso veo tan importante el hecho de que el Mazembe Englebert haya llegado hasta la final del Mundial de Clubes, superando previamente al gran favorito (junto al Inter) para llevarse el título: El Internacional de Porto Alegre. Los goles de Kabangu y Kaluyituka significaron una victoria (2-0) para su equipo y para toda África, ya que por primera vez en la historia un equipo de ese continente jugaría la final del Mundial de Clubes.
En la Copa del Mundo mucha gente se alegró de ver a Ghana llegando a cuartos de final de un torneo así, y sólo una tanda de penaltis contra Uruguay les privó de colarse en semifinales y hacer historia. Así pues, el fútbol ha querido hacer justicia permitiendo que el Mazembe disfrutase de un partido como el que se jugó ayer sábado.
¿Qué cómo fue el encuentro? Pues la verdad es que el Inter de Milán fue tremendamente superior a los congoleños y en apenas cuarto de hora sentenciaron la final con los tantos de Goran Pandev en el min. 13 y de Eto´o en el min. 17. Ya en los últimos minutos el francés Biabiany cerró la goleada con el 0-3 en el min. 84.
Sin embargo, lo destacable no es el hecho de que el Mazembe haya podido o no plantarle cara a los europeos (estaba bastante claro que lo tenían muy difícil) sino el hecho de mostrarle al mundo que las barreras no existen, o ya son más asequibles, en este maravilloso deporte llamado fútbol.
Los congoleños muestran que no es imposible que un equipo africano esté a un paso de ser elegido como mejor club de fútbol del mundo (que es lo que se jugaban hoy), como el Hekari United mostró que en Papúa Nueva Guinea también pueden competir en este deporte, o al igual que Australia y Estados Unidos, por ejemplo, están haciendo que sea corriente ver a estos dos países en los Mundiales.
De momento, la diferencia de nivel entre los clubes europeos y africanos es muy grande, pero estamos viendo que es mucho menor que hace apenas unos años. Indudablemente, como dije antes, estos países parten en una gran desventaja desde el punto de vista de infraestructuras, lo cual les perjudica de forma contundente a la hora de formar a los jugadores y de crear campeonatos de Liga competitivos. Sin embargo, nada es imposible y porqué no podemos pensar (o soñar) que esta situación se revierta en un futuro no muy lejano.
África ha dado un paso adelante en el fútbol, veremos (y esperemos) que sea el primero de un gran caminar que lleve a sus clubes y selecciones a conquistar los trofeos más prestigiosos del mundo. Creo que sería una gran noticia para todos.